Artista / Educador
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Carmelo Fontánez Cortijo nació en Río Piedras, San Juan, Puerto Rico en 1945. En 1967 obtuvo Bachillerato en Educación con Especialidad en Artes Plásticas, en la Universidad de Puerto Rico. En 1971 terminó la Maestría en Educación en Artes, en la Universidad de Nueva York (NYU). En 1974 cursó estudios en Historia de Arte Italiano, en la Universidad Para Extranjeros, en Perugia, Italia.
Se ha destacado como acuarelista, dibujante y pintor. Ocasionalmente ha hecho incursiones en la gráfica y la escultura. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en museos, galerías, instituciones universitarias y centros culturales. Su obra pictórica, cuya trayectoria se inicia a finales de la década del ’60, ha sido galardonada en diversos certámenes de arte, auspiciados por el Ateneo Puertorriqueño, la Universidad de Puerto Rico, la Revista Sin Nombre, instituciones bancarias y corporaciones privadas. También ha sido premiado, en más de una ocasión, por el Capítulo de Puerto Rico de la Asociación Internacional de Críticos de Arte. Su obra forma parte de importantes colecciones, tanto públicas como privadas, entre las que cabe mencionar: Museo de Arte de Puerto Rico, Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, Museo de Arte de Bayamón, Museo de Arte de Mayagüez, Instituto de Cultura Puertorriqueña, Ateneo Puertorriqueño, Cooperativa de Seguros Múltiples de Puerto Rico, Compañía de Turismo de Puerto Rico, Banco Popular, entre otras.
En la docencia, se ha desempeñado como profesor de Humanidades, Historia, Teoría, Crítica de Arte, Dibujo y Pintura, en los Recintos de Mayagüez y Bayamón de la Universidad de Puerto Rico. Además, ha dictado cursos de Arte en la Universidad Interamericana en San Germán y San Juan, Escuela de Artes Plásticas, Liga de Arte de San Juan, Museo de Arte de Puerto Rico y Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico. De acuerdo con algunos críticos de arte, la aportación de Carmelo Fontánez a las artes puertorriqueñas ha sido el liberar la acuarela de los estereotipos a que había sido sometida como medio artístico, rescatar la autonomía del dibujo, y el tratamiento del paisaje como modo de reafirmación nacional y caribeña. Su obra es una propuesta ecológica de las más genuinas e interesantes, pues no está sujeta a lo banal y superfluo.
Fernando Cross
Carmelo nos ha dado en su pintura y sus dibujos ese profundo amor por la naturaleza y esa conciencia ecológica que lo anima. Nos ha regalado la fúlgida entraña del paisaje, el interior desgarrado de los colores, como un chamán azteca que extrajera del paisaje el corazón que lo anima y ahora nos lo devuelve en estas formas palpitantes en estas abstracciones tan parlantes.
Jan Martínez, 2003
Estracto del ensayo para el catálogo de la exposición, POEMAS
A Fontánez le sobra lo que a muchos pintores mayores o menores que él les falta, capacidad para la autodisciplina y el auto control, porque pintar nunca ha sido una experiencia autocomplaciente, sino una actividad llena de esfuerzo, con un constante sentido de vocación y reto. Hay también en su pintura un doble nivel de significación, donde lo referencial se mezcla con lo autorreferencial creando un espacio ambiguo y cambiante, en el que la imagen es forma abstracta, pero igualmente referencia a fragmentos del paisaje y la flora puertorriqueña.
Fernando Cross, 1992
Fontánez es mejor conocido por sus dibujos y pinturas abstractas de gestos líricos y ecos expresionistas en los que aborda el tema del paisaje. Inicia su carrera durante la década de los sesenta en la Universidad de Puerto Rico, en donde forma parte del Grupo Forma Universitaria. En esta etapa temprana, crea dibujos naturalistas y abstracciones con tinta. Más adelante, trabaja acuarelas inspiradas en los paisajes de la isla. En la acuarela encuentra el medio perfecto para expresar rapidez, inmediatez y fluidez en sus composiciones. Además, le permite explorar los efectos de la luz y el espacio a través de las transparencias, recurso que será constante en su obra. Sus acuarelas le ganaron la admiración de muchos, llegando a ser considerado como uno de los mejores acuarelistas de la historia del arte puertorriqueño.
Pero como todo buen artista, Fontánez no estaba dispuesto a ser etiquetado como acuarelista únicamente. Su prioridad era explorar e indagar nuevos conceptos, vocabularios, formatos y técnicas a través de su arte. En 1975, sorprendió al público con una exhibición de pinturas en acrílico en la Galería Santiago del Viejo San Juan. En dicha muestra toma nuevamente al paisaje como punto de partida para crear sus composiciones abstractas.
A finales de la década del setenta, el artista materializa sus nociones sobre pintura y el paisaje de la isla a través de la creación de cajas de madera y placas de plexiglás. El principio de estas primeras cajas era similar al de las piezas recientes: construir un objeto cuya composición pudiera ser transformada de acuerdo a la intervención del espectador. En aquella ocasión rellenó las cajas con materiales como arena, sal, aserrín coloreado, canutillos, lentejuelas, ‘rinestones’ y materiales plásticos.
En 1979, Fontánez exhibió sus cajas en la Universidad Interamericana en San Germán.
Durante las próximas tres décadas, encaminó sus esfuerzos hacia el desarrollo de su lenguaje expresivo a través de la pintura y el dibujo. A lo largo de todos estos años, Fontánez guardó celosamente las enseñanzas derivadas de sus experiencias con las cajas, hasta que en 2004 decidió incorporarlas nuevamente a su discurso plástico. Podemos apreciar el resultado de esta empresa en Partículas, una muestra de altura -sin grandes pretensiones- cuyas obras demuestran un elevado nivel de rigor y exigencia por parte del artista.
Elaine Delgado Figueroa, 2005
Estracto de la reseña a la exposición PARTÍCULAS
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Marta Mabel Pérez entrevista a Carmelo