Pintura sobre Mat Board

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Carmelo es sin lugar a dudas uno de los pintores más líricos que ha dado nuestra nación. Su pintura y sus dibujos, –obra vastamente elogiada y reseñada–, son un prodigio de la luz y los colores que la naturaleza caribeña luce a diario. Son hondas meditaciones en que el color comienza a definir instantes de luz, adagios de sombra, celajes de sueños que quedaron dormidos sobre el valle, en el remiendo rojo de una heliconia, en un viento con aires de azul que nos devuelve la constancia de la mar, rojos que son gardenias de fuego. La vaga forma de un gallego queda en un amarillo que coquetea delicias al lado de un magenta. Y permanecen unas esencias, el ramaje que se refleja en el agua y ya es sólo trazo, sombría caligrafía de la enramada que lo urdiera, o el recuerdo del ala que abandona el ave sobre el acuamarina de la mar en una tarde de junio. Queda en estas piezas breves de espacio pero monumentales en su vuelo, un vago trasunto de lejanías, de pretéritos inconformes, de formas que a veces y muy discretamente con esa magia de lo sencillo se atreven a pronunciar un parecido, una lírica semejanza. Y queda para la posteridad el recuerdo de aquella mirada que cantara Peache Hernández en su famoso madrigal.

Carmelo nos ha dado en su pintura y sus dibujos ese profundo amor por la naturaleza y esa conciencia ecológica que lo anima. Nos ha regalado la fúlgida entraña del paisaje, el interior desgarrado de los colores, como un chamán azteca que extrajera del paisaje el corazón que lo anima y ahora nos lo devuelve en estas formas palpitantes en estas abstracciones tan parlantes.

Jan Martínez, 2003, Estracto del ensayo para el catálogo de la exposición, POEMAS

Pintura sobre Mat Board

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Para obra DISPONIBLE • 787-630-4897 carmelofontanez@gmail.com

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