Con la maestría y el virtuosismo de un maestro de la artes visuales, Carmelo Fontánez nos presenta en la exhibición, Imaginarios en el tiempo, un conjunto de obras que van del lienzo al papel, mostrándonos paso a paso la borrosa y casi inexistente frontera entre color y forma. La naturaleza se hace presente con toda su exhuberancia, plagada de color, luz, voluptuosidad y nostalgia, pero también de furia y vientos huracanados en conjunto con la pasividad abrazadora de una tarde soleada cargada de calor y la frescura de los vientos de nuestra isla. Tiempo, naturaleza y color son parte inherente a la obra de Fontánez y de la cual tuviéramos anuncios en la exposición que en abril de 1989 nos ofreciera en este mismo Recinto, en el que fue profesor de arte, con el título Réquiem de un panorama. Y es que el trabajo incansable de Fontánez se expresa en la capacidad plástica del maestro, que nos hace vibrar con sus lienzos y papeles en los cuales podemos percibir no solo la capacidad mutadora del tiempo en color, sino también en movimientos e incluso sonidos y efectos visuales resultado de sus pinceladas y golpes de color que se sobreponen e intersectan, ofreciéndonos masas y texturas que nos proponen la síntesis de escuelas y movimientos pictóricos de la plástica puertorriqueña.

La abstracción de Fontánez nos muestra cómo el tiempo es una relación que vincula eventos, objetos y seres embebidos en una voluntad radical de vivir y existir; como en Luces viajeras, en donde los azules, rojos, naranjas y amarillos vibran en la misma armonía que la luz hace posible, insistiéndonos en lo que la obra en sí misma tiene que decir. Un decir que nos ayuda a comprender que el color tiene la capacidad de mutar la apariencia de la realidad que observamos, incluso fuera de los parámetros racionalmente conocidos. El rojo puede ser verde, de la misma manera que el azul puede ser violeta, marrón o amarillo; en esto estriba la particular expresión de la obra de Fontánez, en la que el color es todo y transmutable a la vez, es indistinto en su aplicación y uso, pues es el artista quien en su proceso intelectual y creativo juega y diluye hasta acercarnos incluso al paroxismo, el asombro y la belleza en cada obra.

Dr. Salomón Barrientos, 2018, Extracto del ensayo para el catálogo de la exposición